La verdad no sé a qué se deba pero mis ganas de buscar encuentros sexuales homosexuales han disminuido bastante. Ya comenté en otra entrada que ya casi no visito aquel chat en el que tantos momentos eróticos pasé, ya fuera en una plática cachonda, en una deliciosa sesión de sexo escrito, concertando un encuentro por skipe o contactando a alguien para un encuentro real.
Y también hay que decir que la platarforma del chat ya no funciona como antes. O no sé si se trate de mi computadora pero las últimas veces que había entrado después unos pocos minutos me desconectaba o me pedían que cambiara de nick de igual forma, desconectándome.
Pero hace pocos días no tenía nada que hacer y tenía la casa sola. Me acordé de el amigo más especial que tengo y lo que me gustaría que hubiera venido a darme unos buenos revolcones, como acostumbra, pero mi vergudo amigo sale de trabajar hasta tarde. Y supongo que el deseo por el me hizo entrar al chat para ver si tenía suerte encontrando otro calenturiento o por lo menos alguien con quien hablar de experiencias homosexuales.
Tuve suerte, luego de poco tiempo encontré a alguien que además vivía muy cerca de aquí, y luego de una breve charla quedó de venir. Luego no sé que pasó pero dice no haberme reconocido, el no iba vestido como dijo, así que regresé frustrado a mi casa. Pero igual de caliente. Entré nuevamente al chat y busqué a un tipo que decía querer hablar con alguien. Lo contacté y luego de algunas palabras le regunté si le podía marcar. Dijo que sí. Mientras esto sucedia otro tipo me contactó.
Así que en los siguientes minutos hablaba por teléfono con un maduro gay con vida hetero al que le conté algunas de mis aventuras, totalmente excitado, y chateaba con un bisexual de mi edad con quien quedé de vernos mañana a medio día. Espero no me falle.
Y todavía no terminaba esta doble cachonda interacción cuando con el que iba a coger me volvió a hablar. Le dije que ahí estuve y el dijo que también. Como mi excitación estaba por los cielos le dije que si quería podía volver para que hicieramos lo que ibamos a hacer desde un principio. Dijo que si, y me confesó que esta sería su primera vez. No supe si creerle, porque algunos lo inventar para hacer mas cachondo el asunto, pero una vez que estuvimos solos en el cuarto comprbé que no había mentido.
Estaba completamente conhibido mientras le desabotoné la camisa y empecé a besar su delicioso cuerpo. Era un morenito delgadísimo y pequeño con los musculos tan bien marcados que me encantaba tocar. Noté el aroma de la colonia que se puso, supongo que para nuestro encuentro y me desnudé por completo, bueno, no totalmente, me dejé la tanga que me pidió ponerme. Han leído ya lo complaciente que soy en la cama???
Le acerqué mis nalgas entangadas mientras me agachaba a desabrochar mis agujetas, moviéndome seductoramente, o debería decir en la actitud mas seductora que conozco. Pero no me tocaba. Tuve que tomar su manos y ponermelas encima, luego sentarme en el y frotarme, luego volverme a parar y desnudarlo por completo, seguir acariciando su hermoso cuerpecito y besarlo apasionado mientras le agarraba la hermosa verga.
Lo acosté en la cama y seguí con lo mío, excitado por la situación, diciendole cosas y observando toda su timidez y su deseo en esa inmensa erección. Y me bajé a mamarsela, a saborear su hermoso pene y acariciarlo mientras lo hacía. Luego de una muy buena mamada, bueno, dicen que la mamo muy rico, y el lo confirmó, le pregunté si ya me iba a coger, obviamente dijo que sí, se la seguí mamando mientras me ensalivaba el ano, luego le puse el condón y me la metí montándolo. El seguía quieto, así que le dije, COGEME. Comenzó a menear su coxis arriba y abajo, callado, pero con una tímida expresión de placer que me excitaba todavía más.
Luego de unos minutos me puse boca arriba y levanté las piernas, el solo se movió un poco y me la volvió a meter, me dio otro rato hasta que le dije que si quería darme de perrito, dijo que si y me puse en cuatro, levantando bien mi culo para que se lo devorara a gusto. Lo volvió a meter y me cogió muy rico, yo gemía con sus embestidas muy excitado, mucho mas al ver nuestro reflejo en el espejo del tocador del cuarto. Me siguió dando en esa posición hasta que eyaculó completamente satisfecho.
Me lo hizo mas de media hora. Luego nos quedamos varios minutos acostados uno junto al otro, sin hablar, con mi mano acariciando su pecho lampiño tan perfectamente delineado.
Me excita demasiado la idea de haber sido su primera vez.